Me estaba volviendo loca en casa incapaz de encontrar un sentido exterior artístico al cual retratar, fotografiar, que tuviera consistencia emocional. La fragilidad de la imagen es la fragilidad del detalle, ¿qué sentido tiene el arte cuando se convierte en un fragmento vital que se precipita contra la realidad, que va en contra de la vida misma? Un estado de inmovilidad real en el que la vida peligra y solo queda el espíritu del instante. La vida confinada se "releva, revela", la vida se revela, releva, también confinada. Quizá no clara pero con su existencia en soledad y autoría propia de cada uno de nosotros.

Muchas veces lo importante de una fotografía es el pensamiento que hay detrás, yo quería captar este momento antes de que la realidad nos volviera a empujar al péndulo oscilante de estar desconectados de nuestro verdadero significado vital: que la vida signifique, que la vida tenga un verdadero relieve y calibre vital.